domingo, 5 de febrero de 2012

NAR condena enérgicamente el atentado contra Norma Andrade

Norma Andrade es una mujer fuerte, no cabe duda. Ha sobrevivido a dos ataques armados contra su persona, pero especialmente ha sobrevivido y vivido con entereza primero, la desaparición y luego, el brutal asesinato de su hija Lilia Alejandra, después de 5 días de torturas, en febrero de 2001; desde esa fecha y hasta diciembre de 2011, Norma se había resistido a dejar Ciudad Juárez.
Fundadora de Nuestras Hijas de Regreso a Casa, junto con Marisela Ortiz y luego otras madres y activistas, Norma ha sido una incansable luchadora social que convirtió su dolor en su fuerza; su trabajo -junto con el de otras y otros muchos-, ha puesto en evidencia la ineptitud, la corrupción y, especialmente la indiferencia de autoridades omisas en los tres órdenes de gobierno.
Después del ataque con arma de fuego en diciembre pasado, por fin sus compañeras y amigos, la convencieron de dejar Ciudad Juárez, con su pequeña nieta (hija de Lilia Alejandra), para trasla`arse a la Ciudad de México, donde supuestamente estaría más segura. Pero la brutalidad la volvió a alcanzar.
Bajo la supuesta custodia de la Procuraduría General de la República, el largo brazo de una oscura fuerza le asestó varias cuchilladas a su ya mermado cuerpo –nuevamente en presencia de su nieta-.
¿Volverán a decir las autoridades que se trató de un intento de robo de automóvil? En su manual de declaraciones tan precipitadas como absurdas, las “autoridades” encontrarán la manera de justificar por qué Norma no estaba siendo vigilada y por qué los agentes designados para su custodia, no aparecieron hasta horas después del ataque. ¿Quién responde por esta cadena de intolerables abusos, violencias, impunidades?
Ante estos hechos, Nuestra Aparente Rendición (que lleva a cabo un proyecto en conjunto con Nuestras Hijas), no puede guardar silencio.
Las 107 mujeres que desaparecieron en 2010 en el estado de Chihuahua, continúan sin ser localizadas, 71 de ellas (66%), son menores de edad. Por ello el trabajo de Norma Andrade, Marisela Ortiz y tantas y tantos otros, que con su labor vuelven evidente la ausencia del Estado, es fundamental.
Como escritores, periodistas, intelectuales, artistas y académicos, los miembros de NAR, señalamos que:
a) Estos hechos ratifican que –pese a la negación del Ejecutivo Federal-, México está ya en manos de un Para-Estado, que opera en lo cotidiano con total impunidad.
b) Que ante la incapacidad visible de los cuerpos de seguridad, es urgente que los Tribunales Internacionales de justicia, derechos humanos y situaciones de crisis, condenen y exijan a las autoridades mexicanas el cumplimiento de las normativas internacionales para salvaguardar la integridad de las y los defensores de derechos humanos.
c) Que no bastan las palabras sentidas y las “enérgicas condenas” emitidas por distintos funcionarios en Twitter u otros medios. La gravedad de la situación exige una respuesta legal y eficiente, la sociedad no puede aguantar más.
d) Que resulta irrebatible el fracaso absoluto de las labores de inteligencia y el trabajo preventivo de la autoridad.
e) Que resulta intolerable y patético que la “agenda electoral” predomine en un momento en el que todos los actores políticos deberían concentrar sus esfuerzos en poner fin a la grave situación de violencia, persecución y muerte en el país.
En NAR, hacemos patente nuestra preocupación y solidaridad con Norma Andrade y con Nuestras Hijas de Regreso a Casa. No más impunidad, no más muertes, no más violencia.