miércoles, 14 de marzo de 2012

Lamenta Marisela Ortiz sigan encontrando asesinadas

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10 de marzo de 2012. Pulso/Redacción

CD. JUÁREZ, CHIH.- “Es muy duro ver que el sufrimiento consume a las familias, y que a pesar de las recomendaciones hechas a México por algunas instancias internacionales las niñas y las mujeres en Ciudad Juárez siguen en el mismo riesgo de perder la vida en manos de personas que quizá jamás vamos a saber quiénes son”, lamentó Marisela Ortiz desde algún lugar de Estados Unidos, donde permanece asilada tras las amenazas que ha recibido en su labor como activista en aquella ciudad de Chihuahua.



El día de ha mujer fue diferente para ella. No participó en marchas en Chihuahua o la frontera, no se plantó frente a las autoridades para exigir que se esclarezcan homicidios y desapariciones. Este año, por primera vez, pasó esta fecha escondida en el vecino país, sin poder pisar tierras mexicanas porque ello le representaría la muerte.

Entrevistada vía telefónica para EL UNIVERSAL, Marisela habla de cómo ve el panorama actual en su estado y no da buenas noticias. “Resulta desesperanzador el hecho de que mientras el gobierno ofrece disculpas por los asesinatos de mujeres —ocurridos algunos hace 10 años— se sigan encontrando restos de jovencitas que habían sido reportadas como desaparecidas”.

Marisela Ortiz abandonó su casa y se llevó a su familia el 10 de marzo de 2010, luego de que desconocidos colocaron una manta en la secundaria en la que trabajaba como maestra y la amenazaban con asesinarla junto a sus hijos. Permaneció algunos meses en la Ciudad de México y otros sitios, hasta que recientemente se fue a Estados Unidos como medida de protección.

“Huimos fundamentalmente por el miedo; y no es que antes no lo sintiera, de hecho fueron más de treinta amenazas documentadas ante las autoridades federales las que sufrimos a partir de nuestras demandas de justicia y un alto al feminicidio. Pero en esta ocasión había varias situaciones que incrementaban el riesgo de perder la vida: los recientes asesinatos de otras defensoras; la quema de casas a la familia Reyes; el intento de la misma acción en contra de la compañera María Luisa Andrade un mes antes”.

El inicio en el activismo

Si historia en el activismo inició en 2001, cuando una de sus alumnas fue raptada y posteriormente asesinada. En ese momento se unió a la madre de lo joven, Norma Andrade, y fundaron Nuestras Hijas de Regreso a Casa, una de las más influyentes organizaciones en favor de los derechos por la seguridad de las mujeres en el país.

Según su perspectiva, las condiciones de violencia contra las mujeres no han cambiado en Chihuahua desde hace 20 años, y el 8 de marzo, Día internacional de la Mujer, tampoco se vislumbró un cambio.

“Lamentablemente las tragedias continúan y los casos no se resuelven, no se aclaran. Las desapariciones de niñas de entre 14 y 18 años de edad continúan, y de hecho registramos un incremento a partir de 2008 que fue creciendo hasta llegar a 400% mas que los años anteriores. Es doloroso y nos causa una tremenda impotencia que a pesar de tantos esfuerzos, denuncias, marchas, la suma de muchas asociaciones y la fuerza de los padres y madres de estas muchachitas desaparecidas. El problema se ve igual que en los años 90”.

De acuerdo con estadísticas de Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio, de enero de 2010 a junio de 2011 se registraron 159 asesinatos de mujeres en Chihuahua.

En esta entidad, a pesar del alza en el número de muertes, aún no se ha legislado para tipificar el feminicidio y así aumentar las penas a los hombres que por razones de género acaben con la vida de la víctima.

La activista, reprocha la forma en que los distintos órdenes de gobierno han actuado para frenar la violencia de género. “Los constantes asesinatos, las desapariciones en aumento, la impunidad, nos indican que no hay a la fecha una debida actuación por parte de las autoridades, que muchas veces responsabilizan a las propias víctimas o a sus familias de estos hechos de violencia que les arrebata la vida, cuando por derecho debíamos poder transitar sin riesgo alguno. Las familias se quejan de que no se trabaja con la contundencia debida, con la voluntad que se requiere”.