- La CIDH decidirá si hoy el caso de su hija Ale, asesinada hace 22 años en Juárez es enviado ante la Corte Interamericana
- El Estado mexicano sigue simulando y fabricando culpables
Soledad Jarquín Edgar
SemMéxico, Ciudad de México, 27 de septiembre de 2023.- Norma Andrade tiene 22 años esperando que la justicia llegue. Hoy está frente a la última oportunidad de justicia. Este día la Comisión Interamericana de Derechos Humanos determinará sí envía el caso de su hija Lilia Alejandra García Andrade, Ale, a la Corte Interamericana de Derechos Humanos o da una nueva prórroga al Estado mexicano.
Ciudad Juárez, Chihuahua, no es una sombra lejana en su vida, sigue presente, como el deseo de justicia para Ale desaparecida, torturada sexualmente y asesinada en febrero de 2001 en aquella ciudad fronteriza, donde siete años antes habían empezado a desaparecer y a asesinar a jóvenes, adolescentes y niñas, cuyo único pecado era ser mujeres.
“Yo siempre decía que no había voluntad política por resolver la situación, ahora después de 22 años digo que esa es la voluntad política, que sigan exterminando mujeres. Es la manera de los hombres de mostrar su dominio frente a las mujeres”.
Aunque ahora hay laboratorios, leyes, protocolos…seguimos igual, dice en entrevista para SemMéxico.
En 2003 presentó el caso ante la CIDH, pero entonces el feminicidio de Ale estaba en etapa de investigación, “el mismo estado donde hoy sigue”, pero hubo comunicación con el organismo internacional y fue hasta mayo de 2012 cuando la CIDH admitió el caso.
Acudieron a una audiencia en la que el Estado mexicano recibió “recomendaciones puntuales”, pero como Norma Andrade lo dice en un video que circularon desde ayer por la tarde “el Estado mexicano sigue simulando y fabricando culpables”
“Desde entonces pedimos que el caso fuera enviado a la Corte, porque sabíamos que en México no encontraríamos justicia”, añade a SemMéxico una de las integrantes de la organización Nuestras Hijas de Regreso a Casa, que nació a raíz del asesinato de Ale y junto con otras familias salieron a la calle a exigir justicia.
“Es tiempo de sentar al Estado mexicano en el banquillo de los acusados en la Corte Interamericana y nos responda por el 95 por ciento de feminicidios impunes que ocurren cada día en nuestro país.
“Cuando tienes toda tu esperanza en la justicia internacional y esta te defrauda sientes que lo has perdido todo… tal vez esta sea la última oportunidad para no morir sin encontrar justicia”, reitera con tristeza en el video promovido por el Grupo de Acción por los Derechos Humanos y la Justicia Social donde solicita la sororidad de la gente para pedirle a la CIDH que envíe el caso de Ale a la Corte.
Y es mi última oportunidad, dice Norma Andrade, porque tras 22 años de esperar justicia su salud se ha deteriorado. El año pasado tuvo que pasar un mes en terapia intensiva. Hoy, debido a una lenta recuperación, siente que no puede esperar por más tiempo.
Por eso llama a la CIDH para que envíe el caso de Lilia Alejandra a la Corte Interamericana, que no haya más prórrogas para el Estado mexicano, porque al final eso también es tortura ella, su hija mayor Malú García Andrade y los hijos de Ale, hoy dos jóvenes que se aferran al rostro que conocen de su madre en una fotografía, mientras su abuela se sostiene de la esperanza.
Esa mujer fuerte que aparenta ser Norma Andrade confiesa que han sido Kaleb y Jade, su nieto y nieta, quienes la han sostenido todos estos años, “sin ella y él me hubiera vuelto loca”.
“Sin esa fuerza habría dejado de luchar por descubrir la verdad y se detenga a los asesinos de mi hija durante 22 años, llenos de angustia y de un dolor que tú sabes se revive cada vez que conoces que una joven a desaparecido y es encontrada asesinada, se te remueve todo, vuelves a ese día en que te pasó, porque ese dolor no se va, es permanente”.
Norma Andrade junto con otras madres, entre ellas Maricela Ortiz (maestra de Ale), salieron a la calle poco después de que el cuerpo de Lilia Alejandra de 17 años de edad fue encontrado luego de siete días desaparecida, tenía apenas 24 horas de haber sido asesinada.
Cuatro presidentes de la República –desde Fox hasta AMLO-, seis gobernadores –desde Patricio Martínez hasta Maru Campos, nueve fiscales y varias docenas de ministerios públicos han conocido los hechos, le han dado vueltas y ha fabricado culpables y esperanzas que al tiempo se desvanecen y que fortalecen a los asesinos.
Así ella y su familia han tenido que salir desde 2011 de Juárez. Norma sufrió un atentado, los sicarios dieron cinco veces en su cuerpo, cuando salió del hospital, supo que su familia había sido sacada de la cuidad. No fue la única vez, en 2017 su hija Malú sufrió un atentado y salvó la vida milagrosamente.
Todo ello suma, dice Norma Andrade, quien espera que la tortura termine pronto, y tome un nuevo aliento la esperanza cuando la CIDH decida que desde ahora el caso debe estar en manos de la Corte.