Fue en Ciudad Juarez donde empezaron a registrarse crueles asesinatos de mujeres
Por Marisela Ortiz, directora y co-fundadora de Nuestras Hijas de Regreso a Casa, A.C. Para mas información favor de visitar: http://nuestrashijasderegresoacasa.blogspot.com
Fue en Ciudad Juarez donde empezaron a registrarse crueles asesinatos de mujeres con características sexistas, racistas y clasistas.. Y fue donde empezamos a luchar por tratar de esclarecer los crímenes, buscando un freno a estas tragedias y la justicia para las que ya nos arrebataron… y es la razón por la que se dio a conocer a Ciudad Juarez como la capital del FEMINICIDIO.
Ahora estos crímenes contra mujeres se han reproducido en todo el país, y destaca el Estado de Mexico, al centro de la república, y existen tanto similitudes como grandes diferencias en los patrones de asesinatos y desapariciones de mujeres con los de Ciudad Juarez, lugar donde llama la atención NO solo al numero de víctimas, sino la manera en que son torturadas y asesinadas, y la falta de justicia para las víctimas y sus familias.
Este es un problema multifactorial, donde resalta una cultura machista, y los hombres hacen una demostración de su poder sobre las mujeres con la violencia extrema. Se asesina y se tortura porque SE PUEDE.
Pero ademas, es claro que la corrupción policiaca y gubernamental han dejado crecer el problema, llegando a magnitudes que quizá no se esperaban. Cuando observamos que NO hay investigación ni voluntad de prevenir el feminicidio, consideramos que se TOLERAN los crímenes, y podemos sospechar que ese nulo interés de la autoridad por este tema, no es otra cosa que su complicidad; pues se hace evidente en algunos de los casos, que incluso hay participación de policías en las desapariciones y asesinatos de mujeres.
Respecto a la violencia familiar, un punto que hemos resaltado en nuestra difusión de algunos casos, es que a la instalación de las fabricas llamadas “maquiladoras”, donde inicialmente se empleaba mayormente a mujeres, el hombre se siente rebasado por la mujer y para ellos es intolerable que se les desplace en su papel de proveedores, y que sus mujeres adquieran libertades que antes no les interesaban, pero que al sentirse ellas capaces de ser independientes económicamente, se deciden a tomar el liderazgo familiar y se apropian de un lugar en la sociedad y la familia que antes les era negado. Esto provoca violencia en los hombres que ahora, al ver que sus mujeres obtienen un empleo y ellos no, y tienen que quedarse al cuidado de los hijos y desempeñando las actividades del hogar que tradicionalmente solo eran atribuidas a las mujeres; lo cual les hace sentirse humillados y descargan sus frustraciones violentando a sus propias mujeres y a otras, violando a los niños y niñas, y en el extremo de los casos, asesinando a la propia mujer.
Indudablemente la violencia también es institucional, ya que ningún problema relacionado con las mujeres es prioridad en la agenda política de nuestros gobernantes. Se observa un desprecio total hacia el tema, al cual solo se le toma interés cuando existe presión política de por medio, como es el caso del mandato de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, de atender, prevenir y sancionar la violencia contra las mujeres. Y aun en estos casos, existe una política de simulación donde se aparenta atender los casos pero no se invierte en ello. No existen hasta ahora políticas efectivas de prevención ni una intención evidente de pretender terminar con la violencia que extermina a las mujeres.
El asunto del feminicidio no se ha resuelto, y la violencia extrema contra las mujeres es algo cotidiano, y los indicadores son sin duda las cifras, que siempre van hacia arriba. Las leyes creadas para el caso se ha convertido en letra muerta, que no se aplica porque no existe la voluntad de hacerlo. Los políticos no ven necesario hacer cumplir esta ley y prefieren culpar a las mujeres de sus propias tragedias, que emprender acciones que lleven a detener esta barbarie, y aun menos si las acciones tienen costo económico o político; es decir, si atendieran, es como aceptar una responsabilidad que han negado siempre.