** “… que me asesinen aquí enfrente, para vergüenza del gobierno”, y lo hicieron. Su grito por justicia permanece, se recuerda por cada uno que pasa frente a esa plaza, frente a esa puerta, frente a ese enorme y antiguo palacete: ahí está su grito en esa placa, símbolo pequeño de la multitud de voces ahogadas por la violencia.
Chihuahua, Chih.- Hace 4 años mataron a Marisela, mamá de Rubí. Apenas dos decenas de personas, entre amigos, activistas y reporteros, hicieron una guardia, pequeña pero cálida a pesar del frío de los últimos días de otoño que se sintió esta tarde, para recordar a la mujer que el jueves 16 de diciembre del 2010 fue asesinada mientras exigía justicia para su hija Rubí, víctima de feminicidio.
Recordaron a Marisela y Rubí, murió buscando justicia, "y sigue sin llegar", coincidieron, "ni perdón ni olvido... Marisela, escucha, seguimos en la lucha".
Marisela Escobedo Ortiz fue asesinada hace cuatro años en la ciudad de Chihuahua mientras encabezaba una manifestación-plantón permanente en la Plaza Hidalgo exigiendo que apresaran al sentenciado como asesino de su hija, Sergio Rafael Barraza Bocanegra.
Marisela, madre víctima de feminicidio convertida por su tragedia personal en activista, fue asesinada el jueves 16 de diciembre del 2010 rayando las 9 de la noche: un balazo a quemarropa en la cabeza acabó con su vida mientras corría para resguardarse al Palacio de Gobierno, que quedaba frente a la Plaza Hidalgo donde protestaba por justicia.
El acceso frontal del palacete estaba cerrado, no había guardias, su escolta puesto por la entonces Procuraduría General de Justicia no estaba, cayó muerta frente a las puertas cerradas.
El domingo 7 de octubre del 2012 en el salón Gobernadores, el gobernador de la entidad, el Fiscal General, el presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos y el director de la Policía Única y Comisario Federal, anunciaron la detención de José Enrique Jiménez Zavala en un operativo de inteligencia según indicaron, deteniéndole en conjunto Policía Federal y Estatal en la calle Haciendas del Valle y el periférico De la Juventud.
La versión oficial indicaba que el autor intelectual ya estaba bajo resguardo, Jesús Antonio Chávez alias “El Tarzán”, a su vez ligado al multi-homicidio del bar El Colorado perpetrado en abril también en esta capital. A José Enrique Jiménez Zavala lo apuntan de líder de la banda los Aztecas, ejecutores para la célula delictiva “La Línea”, a su vez brazo armado del Cártel de Juárez.
En diciembre del 2010 las autoridades estatales señalaban que la hipótesis más fuerte era que el autor intelectual del homicidio era Sergio Barraza Bocanegra, la ex pareja y homicida de Rubí Frayre Escobedo, hija de Marisela Escobedo, pero según se dio a conocer en esa célebre rueda de prensa fueron los hoy procesados, y que tanto Luis Alberto Camacho Ramos alias "El Tucker" como José Enrique Jiménez Zavala, acababan de salir de una prisión en Estados Unidos, y asimismo, cuatro días antes había sido detenido Juan Carlos Sandoval Seáñez alias "El Sabritas" como presunto líder de la señalada célula delictiva.
Pero sus hijos, asilados en Estados Unidos, no creen la versión oficial, la refutan de hecho, el retrato hablado y la versión de un testigo dice que no tiene parecido con "El Wicked", hoy figura pública, símbolo del gobierno estatal que le dice desde la prisión a estudiantes, que el crimen no paga.
Para el actual gobernador César Duarte Jáquez este hecho de sangre que cimbró al estado, al país y que resonó a nivel internacional, marcó el inicio de su gobierno que apenas llevaba poco más de dos meses.
Marisela Escobedo se ha convertido en el símbolo de las víctimas de la violencia, de los feminicidios y del operativo anti-crimen gubernamental en estos siete años - desde que Felipe Calderón le declaró la guerra al Narco y desde que la continuó Enrique Peña Nieto en el 2012 -; como madre exigió justicia cuando un primer Tribunal decidió que no había pruebas suficientes para detener a Barraza Chávez, luego un Tribunal de Casación determinó que era culpable y que el primer Tribunal no juzgó bien las pruebas contra el sentenciado como homicida, pero para entonces ya había huído.
Era la segunda vez que lo hacía y las dos veces que fue capturado fue gracias a la investigación de la propia Marisela Escobedo que lo rastreó y siguió hasta Zacatecas.
En donde Marisela murió, hoy hay una placa que recuerda el asesinato, se ha convertido en uno de los nuevos símbolos del estado de Chihuahua. Antes de morir, Marisela que reclamaba que la justicia era un privilegio de ricos, declaró públicamente en esa Plaza Hidalgo testigo de su travesía por justicia que si la habían de matar por su reclamo “… que me asesinen aquí enfrente, para vergüenza del gobierno”, y lo hicieron.
Y le dispararon.
Y la mataron.
Nada detuvo la bala asesina.
Su grito por justicia permanece, se recuerda por cada uno que pasa frente a esa plaza, frente a esa puerta, frente a ese enorme y antiguo palacete: ahí está su grito en esa placa, símbolo pequeño de la multitud de voces ahogadas por la violencia.