domingo, 20 de febrero de 2011

"Sí, tengo terror de ser parte de la cifras de mujeres asesinadas"


México reacciona con lentitud a la violencia que sufren las mujeres en Ciudad Juárez. Han pasado 17 años desde los feminicidios, han surgido varias organizaciones de ayuda y protesta, se han realizado un sinnúmero de estudios y análisis en la materia, se han dado debates y peticiones por parte de diputados locales y federales, y la violencia y el acoso contra las mujeres ni termina ni disminuye.

Nuevamente una ola de violencia se intensifica contra denunciantes, activistas de derechos humanos y familiares que han continuado la lucha por frenar la impunidad de estos crímenes.

Un día después del incendio de la casa de Sara Salazar, madre de la activista asesinada Josefina Reyes, y de los secuestrados en Guadalupe de Juárez, el 16 de febrero fue incendiada también la casa de Malú García Andrade. Ella se incorporó a la organización Nuestras hijas de regreso a casa, AC, después de la tortura, violación y asesinato con lujo de violencia que sufriera su hermana Lilia Alejandra, a la edad de 17 años, el 21 de febrero de 2001.

Ahora Malú García se dirige a la comunidad internacional para llamar nuevamente la atención sobre el terror que invade a su familia y al resto de la ciudad. “Me aterra la idea de que a mis niños les pueda pasar algo este nuevo atentado contra mi vida que pasa justo en el aniversario del asesinato de mi hermana Lilia Alejandra García Andrade”, dice en la misiva pública.

Lilia Alejandra, asesinada en febrero de 2001

“Me han orillado a salirme de mi ciudad”, abunda la activista, “ya que mi primer pensamiento fue alejarme y poner a salvo a mi familia”. Sin embargo, Malú continúa trabajando con la denuncia, la defensa de los derechos humanos de familiares de feminicidios, con la investigación de mujeres y niñas desaparecidas y en general con trata de personas. Afirma que así puede “seguir evidenciando a un gobierno inepto, corrupto, omiso negligente y culpable por las amenazas a los defensores de los derechos humanos”.
La activista reconoce que tiene miedo de formar parte de las cifras de mujeres asesinadas y de madres que les han asesinado a una hija en la región de Juárez, “sí tengo terror, pero también es cierto que el dolor de haber perdido a mi hermana y de conocer el dolor de las madres y familias que han vivido y siguen viviendo la impunidad de los asesinos o de poder encontrar a sus hijas es lo que me da el ánimo de regresar y no abandonar esta lucha”.


Enlace para la averiguación previa del caso Lilia Alejandra García Andrade, publicado por la CNDH.
http://www.cndh.org.mx/lacndh/informes/espec/dmujch/cedulas/79-F.htm


Guadalupe Lizárraga
Los Angeles, CA.