CIUDAD JUÁREZ.- Es sábado por la noche y un ataúd blanco cubierto de flores destaca en la explanada del edificio de la Fiscalía General del Estado de Chihuahua.
No es un velorio típico. En vez de sofás, hay sillas de plástico dentro de una improvisada tienda de campaña hecha con mantas y plástico grueso. En una mesa larga hay pan y café. Un grupo de niños corre en la explanada retando el frío.
Un reducido grupo de mujeres acompaña en su dolor a María García, de 40 años, quien decidió velar a las puertas de la fiscalía los restos de su pequeña Jessica Leticia Peña García, desaparecida el 29 de mayo del 2010.
El viernes le entregaron los restos de su hija, quien apenas en febrero pasado cumplió 17 años. Las autoridades identificaron a su hija después de cotejar las muestras de Ácido Desoxirribonucleico (ADN) con los restos encontrados en un área del Valle de Juárez a principios de febrero.
"Nos vamos a quedar aquí hasta que venga (el gobernador) Duarte, que nos dé explicaciones y se haga justicia", dijo García.
Entre esos mismos restos se identificó también a Andrea Guerrero Venzor, de 15 años, y a Lizbeth Avilés García, de 17 años, ambas desaparecidas en agosto del 2010 y abril de 2009, respectivamente. Los restos de Andrea estaban siendo velados en Lomas de Poleo la noche del sábado, mientras que los familiares de Lizbeth trasladaron sus restos al estado de Durango, de donde era originaria.
Los restos de las jovenes fueron encontrados a principios de febrero en la sierra de San Agustín, cerca del poblado rural de Praxedis G. Guerrero, limítrofe con el área Tornillo-Fort Hancock, según informó la fiscalía.
El hallazgo e identificación de las víctimas ha traído a la memoria los casos que crearon la reputación de Ciudad Juárez como la capital de los feminicidios: En 1995, 12 víctimas fueron encontradas en las inmediacioens de la carretera a Casas Grandes y Lote Bravo; en 1996, nueve cuerpos se encontraron en Lomas de Poleo; en 2001 los restos de
ocho mujeres se localizaron en el Campo Algodonero, mientras que en 2003 otras seis osamentas se descubrieron en el Cristo Negro.
"Esto nos dice que los hechos de feminicidios perduran y que el estado no ha sido ni eficiente ni eficaz para plantear acciones de prevención, sanción y erradicación de la violencia", dijo Cecilia Espinosa, integrante de la Mesa de Mujeres. "Estos hechos, que lamentablemente afectan hoy a tres familias, nos habla de la omisión de responsabilidad de las autoridades locales, estatales y federales".
Al velorio de Jessica en la explanada de la fiscalía han llegado madres y familiares de más de una decena de desaparecidas. Ahí esta la madre de Nancy Iveth Navarro Muñoz, desaparecida en julio del 2011; de Berta Alicia Vidal Varela, de Brenda Ivonne Ponce, de Marisela Gonzalez Vargas, desaparecida entre 2010 y 2011. Todos ellos esperando que las autoridades terminen de identificar las osamentas encontradas durante los rastreos hechos en los últimos meses.
"Nos han dicho que hay restos de más personas", dijo una de las madres presentes en el velorio. "Que no jueguen con nosotros y nos digan ya si ahí están nuestras hijas".
Carlos González, vocero de la fiscalía del estado, confirmó que en último rastreo hecho en febrero en la Sierra de San Agustín se encontraron varios restos humanos esparcidos en un perímetro de alrededor de 20 kilómetros y que tomará algunos días más identificar plenamente las osamentas.
"Es muy probable que haya más víctimas, que pueda determinarse la identidad de más cuerpos no sabemos cuántos, pero existe esa posibilidad".
Agregó que los trabajos de identificación de los restos son muy elaborados y no pueden hacerse con la premura deseada por las familias.
"Entendemos que las familias están desechas", dijo González. "Quiza porque no conocen el trabajo del laboratorio nos dicen 'Cómo es possible que las tengan ahí y no nos digan que son ellas', pero deben entender que esto se toma tiempo. Estamos trabajando en ello".
Espinosa dice que las madres y familiares de las desparecidas tienen el dolor a flor de piel y el pensar que los restos de sus hijas pueden estar entre las osamentas halladas en San Agustín se ha vuelto una tortura permanente.
"Por eso pedimos, imploramos la sensibilidad y que el estado se comprometa y responsabilice para efectuar acciones inmediatas para que la identificación sea rápida y no se prolongue más", dijo.
De acuerdo con cifras de la fiscalía, entre el 2008 y lo que va del 2012, un total de 102 jovenes han sido reportadas como desaparecidas. Las cifras de 1995 a la fecha incluyen un total de 116 mujeres desaparecidas.
Jessica Peña tenía 15 años y cursaba el tercero de secundaria cuando desapareció. Fue vista por última vez en el establecimiento Botas El Caporal en el centro, un área considederada por las autoridades como de alto riesgo y de donde han desaparecido decenas de jovencitas.
Como muchas de las madres de las desaparecidas, Maria García hizo sus propias pesquisas, siguió pistas que le dieron, acudió a los lugares en donde le dijeron que habían visto a su hija y entregó todas esas pistas a las autoridades.
Sin embargo, no obtuvo respuesta.
Ahora, en medio de la explanada de la fiscalía, junto al ataúd de su pequeña Jessica, sólo espera la visita del gobernador Cesar Duarte para darle sepultura a su hija.
"La vamos a sepultar hasta que él venga, hasta que se haga justicia", dijo.
Lourdes Cardenas puede ser contactada en lcardenas@elpasotimes.com