Por Guadalupe Lizárraga
CIUDAD JUÁREZ, México.- El 27 de febrero de 2012, el gobernador de Chihuahua, César Duarte, dijo ante un grupo de madres de desaparecidas en Ciudad Juárez, que tenían cinco cuerpos de mujeres guardados en la morgue. Agregó que “no eran del Comité”. Se refería al Comité de Madres y familiares con Hijas Desaparecidas de Ciudad Juárez, organismo civil que ha estado atento a la entrega de osamentas por parte de las autoridades con la esperanza de que no sean sus hijas.
El Comité de Madres ha sostenido varias reuniones con las autoridades de la fiscalía de Chihuahua para exigir la búsqueda de hijas adolescentes secuestradas. Y, por segunda ocasión, el gobernador ha atendido a este grupo de madres. En la primera, lo obligaron a darle el pésame a María García, quien velaba a su hija frente a las instalaciones de la fiscalía como forma de protesta por la indiferencia ante el secuestro masivo de las jóvenes. Ahora, al igual que sus antecesores, después de prometer que se harían las investigaciones, dio la cifra de las osamentas retenidas en la morgue.
La información del gobernador, sin embargo, no fue precisa y, horas más tarde, las autoridades de la fiscalía dijeron que “las antropólogas argentinas” habían dejado 39 cuerpos en un cuarto del Servicio Mexicano Forense (Semefo) de la ciudad. El gobernador se había equivocado. No eran cinco, sino 39 cuerpos en espera de ser identificados.
Quince días después, para el 16 de marzo, la información se había difuminado hasta las antropólogas forenses aludidas, y la fiscalía se vio obligada a corregir de nuevo la cifra. No eran 39, sino 51 cuerpos guardados en el Semefo. El Equipo Argentino de Antropólogas Forenses (EAAF), integrado por quince especialistas y liderado por Marcela Doretti, a través de su reporte escrito, corrigió a la fiscalía que sus antropólogas dejaron 75 cuerpos en 2009: 51 con perfil genético, 12 cuerpos desarticulados encontrados en la Escuela de Medicina de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez y otros 12 en un anfiteatro antiguo del Hospital General. A estos 75 cuerpos en proceso de análisis, sumaron 33 más que fueron plenamente identificados por el equipo de forenses y que las autoridades han ido entregados paulatinamente desde 2008 a la fecha. Dejaron la base genética de ADN y corresponde a la fiscalía buscar a quién pertenecen.
Los impactos del dolor en la salud de las madres
La desgarradora sorpresa para las madres con hijas desaparecidas ha ido en aumento como el número de cuerpos femeninos guardados en la morgue. La angustia y el dolor, en algunas madres, se empieza a manifestar en el deterioro de su salud, con enfermedades como anemia, tumores cancerígenos, fragilidad emocional, diabetes, depresión y estrés, entre otras. Uno de los casos más recientes ha sido el de María García, quien recientemente ha sepultado a su hija Jéssica Leticia Peña García, desaparecida desde el 29 de mayo de 2010 y entregada como restos óseos el 24 de febrero de este año. María fue ingresada al hospital e intervenida quirúrgicamente, y ahora se encuentra en recuperación.
Otro caso es el de la señora Norma Laguna, madre de Idalí Juache, desaparecida el 23 de febrero de 2010, sin rastro de ella hasta ahora. Norma ha sido víctima de extorsiones por información sobre su hija y está seriamente delicada de salud.
El caso de Bertha García también estremece. Ella es madre de Brenda Berenice Castillo García, desaparecida a los 18 años de edad, el 6 de enero de 2009. La ilusión de Bertha y de su otra hija Sara, creció al obtener evidencia de que Brenda estaba viva en mayo de 2011, en Los Ángeles, California. Al realizar la investigación este medio, se le informó que las evidencias habían sido obtenidas en abril y julio de 2009. Y pese a que no ha perdido la esperanza de que su hija se encuentre con vida, los vaivenes emocionales, la angustia y el miedo por ella, no dejan de oprimirle fuertemente el corazón.
Bertha, junto con su hija Sara, han sido llamadas varias por las autoridades de la fiscalía para que revisen las prendas que han encontrado con las osamentas. Al ver las prendas, el dolor vuelve a intensificarse y a cortarles la respiración, mientras se exigen así mismas recordar qué cinto llevaba su hija, de qué color era el broche con el que prendía su pelo, o la falda que llevaba puesta el día que la vieron por última vez.
“Hay 143 cuerpos femeninos guardados en la morgue de Juárez”
Una nueva cifra espeluznante en menos de una semana provocó estupefacción entre las madres. La fiscal Rosa María Sandoval Chávez, de la Unidad Especializada en Control, Análisis y Evaluación de la Fiscalía del Estado de Chihuahua, les confirmó públicamente en reunión con otras autoridades que “había 143 cuerpos en la morgue de Juárez, todos femeninos y la mayoría adolescentes”. El tiempo corrió en cámara lenta sin que nadie dijera nada.
El silencio fue cortado de tajo por la voz de la fiscal que las volvió a realidad: “¿Querían transparencia? ¡Pues ahí está!”. Ya es una cifra oficial: Son 41 cuerpos por muerte natural. Otros 49, por muerte violenta. Tres cuerpos, por muerte indeterminada. Y 29, en estudio.
Pero a las madres no les resultaron las cuentas. El total que da la fiscal son 122, y hay 21 cuerpos que no se sabe nada de ellos, no hay ninguna información que identifique la causa de sus muertes ni mucho menos quiénes eran en vida. Sólo se sabe que eran mujeres y jóvenes. Y las madres lanzan preguntas al aire, entre dientes, con miedo, con indignación, atónitas todavía.
¿Se incluye a las 75 que ya fueron identificadas por las antropólogas argentinas? ¿O esas son aparte? ¿Qué significa de “muerte natural” en una adolescente desaparecida? ¿Cuál es la diferencia con la “muerte indeterminada”? ¿Por qué el gobernador dijo que sólo eran cinco al principio? ¿Cómo van a hacer para entregar todos esos cuerpos? La fiscal sólo respondió a esta última pregunta: “Vamos a volver a la investigación que en eso estaba. Además, tenemos el mejor laboratorio de genética”.
“El acopio de jovencitas”
Francisca Galván Segura, representante jurídica del Comité de Madres y Familiares con Hijas Desaparecidas, cuestiona que no hay ninguna línea de investigación sobre los culpables. “No queremos que nada más estén dándonos cifras de muertes. Hasta ahora no hay ningún responsable por el crimen contra esas jovencitas”. Pero, “además, –abunda– tampoco hay una política de prevención para evitar más feminicidios. Las jóvenes siguen desapareciendo y ni tampoco se está buscando la manera efectiva para que todos esos cuerpos regresen a sus familias”.
Galván explica que el centro de Ciudad Juárez se ha convertido “en el acopio de jovencitas”. Hay un patrón que siguen los criminales, “y la situación está así desde hace veinte años”, señala. “Sabemos que si atienden la zona del centro, para prevenir a las mujeres, los criminales pueden operar en otra zona, pero al menos ya se hizo algo en donde ha sido un problema por mucho tiempo”, dice.
Para la nueva Fiscalía de género se nombraron 51 policías ministeriales y agentes del Ministerio Público para operar en las cuatro zonas de Juárez. A cargo de esta dependencia se encuentra el fiscal Ernesto Jáuregui. Sin embargo, Galván Segura, considera que por la magnitud del problema y la ineficiencia deberían contratarse a investigadores judiciales internacionales expertos en criminología.
–“Traer a expertos internacionales es mucho dinero”, respondió uno de los fiscales.
–“¿Qué es mucho dinero?”, refutó Galván, “si México es uno de los países con más violaciones de derechos humanos y en este problema el estado no ha hecho absolutamente nada?”.
Si el Protocolo Alba funcionara…
La asesora jurídica, Francisca Galván, comenta que en muchos casos es un error poner un reporte de desaparecida a la víctima, “porque puede salir contraproducente”. Retrasa la búsqueda de las jóvenes hasta 48 o 72 horas, “que en esos momentos resultan vitales para ellas”. Observó que el Protocolo Alba, mecanismo de búsqueda rápida de niñas y mujeres, nunca ha operado con eficiencia.
Ya la organización de derechos humanos de mujeres de Chihuahua (Cedehm) denunció que de 2005 a 2010 sólo se había activado sólo en 31 ocasiones, en todo el estado, y sin ningún resultado favorable. Galván Segura recuerda que en el caso de Adriana Sarmiento Enríquez, de 15 años de edad, secuestrada el 18 de enero de 2008, fue asesinada a los tres días de su secuestros. Según la información de la fiscalía a la madre, encontraron el cuerpo de la joven el 5 de noviembre de 2009, y lo retuvieron en la morgue hasta el 30 de noviembre de 2011. Con la operación eficiente del Protocolo ALBA, en la que también participan militares, Adriana Sarmiento, y muchas de las niñas, deberían de estar vivas.
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