Mayra Martell exhibe 16 imágenes en las rejas de la basílica de Guanajuato
Retrata ropa, camas y objetos de algunas niñas y adolescentes víctimas de la violencia de género en Ciudad Juárez y Chihuahua
Permitir que su memoria se torne invisible es una de las expresiones más rudas de transgredir la conciencia humana, dice Ingrid Suckaer, curadora de la exposición
Habitación y efectos personales de Diana Ruiz Zavala, quien a la edad de 16 años desapareció, el 23 de junio de 2003. Imagen de gran formato incluida en la exposición de Mayra Martell titulada Sueños robados: las desaparecidas de Ciudad Juárez y Chihuahua, montada en la edición 42 del Festival Internacional Cervantino
Fabiola Palapa Quijas
Periódico La Jornada
Martes 21 de octubre de 2014, p. 4
Martes 21 de octubre de 2014, p. 4
En Ciudad Juárez y la capital, Chihuahua, cientos de mujeres han sido secuestradas y desaparecidas.
Esa situación de violencia de género ha sido documentada por la fotógrafa Mayra Martell (Ciudad Juárez, 1979) en una serie de imágenes de gran formato, que desde el pasado 8 de octubre se exhiben en las rejas de la basílica de Guanajuato, como parte de la edición 42 del Festival Internacional Cervantino (FIC).
La exposición Sueños robados: las desaparecidas de Ciudad Juárez y Chihuahua reúne ropa, camas, objetos y nombres de niñas y adolescentes, con la finalidad de reconstruir la identidad de las desaparecidas.
La violencia tiene formas múltiples de manifestarse. Desaparecer a una persona y hacer que su memoria se torne invisible socialmente es una de las expresiones más rudas de transgredir la conciencia humana. El secuestro y la desaparición de mujeres en Ciudad Juárez y Chihuahua ha sembrado dolor e incertidumbre en igual número de familias en medio de la realidad que sus limitaciones económicas les impone, y pese a las hostilidades que enfrentan, no cejan en la búsqueda de datos que les permita saber de ellas: mujeres, adolescentes e incluso niñas cuyo paradero se desconoce, explica a La Jornada Ingrid Suckaer, crítica de arte y curadora de la muestra.
La exposición es resultado de un proyecto iniciado hace ocho años por Martell en su natal Ciudad Juárez, en el cual documenta los espacios que habitaban las mujeres desaparecidas para hablar de su presencia a través de los recuerdos que tienen sus familias, pues se trata de chicas que salieron a la escuela o a la tienda y tienen cinco, 10 años sin aparecer.
Es una exposición antropológica, aclara Suckaer, porque la artista “recupera objetos de mujeres que fueron desaparecidas en Ciudad Juárez y Chihuahua. El tema de mujeres desaparecidas o víctimas de feminicidio es alarmante, porque también sucede en otros puntos del país”.
Amor y compromiso
Según Suckaer, el trabajo de Martell enaltece a los familiares de las mujeres desaparecidas, porque a pesar de su situación económica limitada y de que enfrentan circunstancias adversas en muchos sentidos, tienen la capacidad, la creatividad y la constancia de seguir buscándolas.
El anhelo de encontrarlas, así sea muertas, no decae; el amor y el compromiso se imponen. No olvidemos: el grado de compromiso se determina por el tiempo y la profundidad con que se manifiesta, señala Suckaer.
La exposición de 16 imágenes, montada en Guanajuato, es también una obra con sentido social, pues Martell es una artista comprometida con la realidad en México y el extranjero; ha realizado proyectos sobre desaparecidos en Guatemala, Colombia y Argentina.
Martell es una fotógrafa con una postura ética que está al servicio de una sociedad carente de una mejor calidad de vida en temas de derechos humanos, subraya la crítica de arte.
Sueños robados… lleva ese título
porque son personas que desaparecieron y de las cuales no hay información. Las madres de las víctimas han solicitado al Presidente una entrevista, pero no han recibido respuesta oficial para investigar a fondo la situación de sus familiares, explica Suckaer.
Martell busca transmitir los valores éticos y estéticos en los que se basa su trabajo.
La exhibición es el sueño de una persona, de una familia que tiene a una integrante desaparecida. Son sueños rotos, robados, porque las mujeres fueron robadas. Es una exposición vigente, porque no sólo en Ciudad Juárez y Chihuahua existe la violencia contra las mujeres; es un reflejo de lo que pasa en otros estados, dice la curadora.