El proceso de ratificación del titular de la PGR nombrado por el presidente Calderón ha corroborado ante la ciudadanía la degradación de la vida política tal como la ejercen los tres poderes del Estado. La actuación de los senadores del PAN y del PRI ha sido ignominiosa hasta el último minuto. No sólo pisotearon la Constitución (art.102), despreciaron recomendaciones nacionales e internacionales, desoyeron las demandas de justicia y verdad de las madres de Chihuahua e hicieron oídos sordos a las denuncias fundamentadas y documentadas de la ciudadanía.
Estos senadores y senadoras, que se creen hombres y mujeres de Estado” y se llenan la boca de palabras como “democracia” y “justicia”, no nos representan. Su demagogia, falta de ética y de sensibilidad política y humana nos ofende a todas y todos. Como ciudadanía debemos ejercer la crítica, y exigir cuentas.
¿Qué razones nos dará el PRI para votar por ellos en 2012? ¿Que son “el menos peor? ¿O que debemos darles “una segunda oportunidad”?
Al parecer se preparan para intentar gobernar un país en ruinas, sin justicia y sin democracia. Es vergonzoso que el Senado sea un tianguis de mercaderes donde se intercambian prebendas y cargos según intereses personales y de grupo.
En una verdadera democracia, ni el Presidente se habría atrevido a proponer a semejante funcionario ni el Senado hubiera perdido el tiempo en buscar excusas para ratificarlo.
Lo que estamos viviendo es el desmantelamiento de la poca democracia que alguna vez creímos tener. Habrá que repensar la política ante esa realidad.
Lucía Melgar, profesora e investigadora en estudios de género, UNAM